lunes, 9 de septiembre de 2013

Límites y libertad

El establecimiento de límites en la crianza tiene un rol crucial para el desarrollo saludable de l@s niñ@s. Tod@ padre/madre se ha preguntado alguna vez ¿Dónde van esos límites? ¿Cuán rígidos o flexibles deberían ser?

Y esas preguntas ayudan a determinar qué límites ponemos. Hay que pensar en el que estos son esenciales para el bienestar de l@s hij@s. Ahora, es importante que una vez decididos estos sean respetados por todas las personas a las que hagan referencia (sean subir o no una escalera, los horarios de la rutina, no hablar con un extraño o lo que sea!). Las excepciones tienen que estar verdaderamente justificadas. Por ejemplo, podemos acostarnos más tarde de la hora límite si hay un cumpleaños o un festejo, de lo contrario hay que respetar el horario.

Para esto se necesita firmeza. Evoco aquí las bases de la disciplina positiva: firmeza y amabilidad. En las primeras etapas de la infancia los límites deben ser establecidos en su mayoría por l@s adult@s, y poco a poco se debe incorporar la opinión de l@s niñ@s en un diálogo de intercambio. Idealmente esto se da hasta que se establecen en conjunto, y luego el adult@ va teniendo cada vez menos participación durante la adolescencia, hasta que el/la joven puede tomar sus propias decisiones completamente autónomas.

Al establecer límites firmes, se genera un espacio virtual en el Universo dónde el/la niñ@ puede ser completamente libre. Este espacio es un “lugar” seguro, porque lo construimos junto con seres que nos aman, está especialmente diseñado para el bienestar. En el inconsciente el/la niñ@ juega más cómodo dentro de este espacio, ya que sabe que corre menos riesgos y tiene menos miedos. Aunque en algunos momentos el/la niñ@ puede dudar de esto, lo más probable es que en el fondo, confíe en que las cosas que no está autorizado a hacer tienen un posible impacto negativo. 

No debemos utilizar las frases de tipo “Más adelante comprenderás porque no te permito hacer tal cosa”, o “Cuando seas padre/madre me dirás que yo tenía razón”. Las experiencias previas y futuras posiblemente le ayudarán a entender el motivo de nuestras actitudes en algún momento dado. Aunque también está la posibilidad de que nuestr@s hij@s en su adultez estén en desacuerdo con algunas de nuestras decisiones previas, ellos tendrán que aceptarlas: ya que cada ser tiene una moral propia.  Otra cosa a tener en cuenta, es que debemos asumir que existe la posibilidad de equivocarnos, por eso los límites deben ser evaluados frecuentemente, y tenemos la posibilidad de modificarlos.

¿Han tenido experiencias donde los límites sean un problema?





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